Taken for granted, almost invisible, certainly indescribable.

Navalcarnero, a unos 30 kilómetros al sur de Madrid, se ha convertido en el escenario de una transformación silenciosa pero profunda. Esta sutil metamorfosis es el leitmotiv que atraviesa la propuesta fotográfica de Iñigo Lasheras. Un primer intento comenzó hace tres años, cuando Iñigo ya desarrolló una visión objetiva, cruda y árida de la especulación y las dudosas gestiones urbanísticas de las últimas décadas en zonas de alta demanda como la Comunidad de Madrid. En aquel momento, Iñigo planteó imágenes de estructuras inconclusas que alguna vez albergaron la posibilidad de convertir la periferia de Madrid en un espacio vibrante que diese solución a la progresiva crisis habitacional de la capital.

Han pasado tres años desde aquel primer acercamiento, un periodo donde Iñigo ha continuado con sus estudios en fotografía en Canadá, lo que le ha proporcionado una nueva perspectiva: lo que antes se veía como una historia de fracaso, ahora se entiende como un proceso evolutivo. Además, un profundo diálogo con su padre sobre el pequeño aeródromo cercano, que es el principal candidato para convertirse en el segundo aeropuerto de Madrid, marca un nuevo punto de inflexión en su esfuerzo por comprender los desajustes urbanos de esta localidad. Por todo ello, las fotografías de esta exposición documentan con intención objetivista -con menos peso ideológico- el proceso de mutación de un lugar escogido: Navalcarnero.

Son vistas de extensos terrenos urbanizables y baldíos, incluso vestigios de lo que fue pensado para convertirse en uno de los centros de consumo más importantes de la Comunidad. El proyecto se conforma como un rompecabezas del análisis de un distópico futuro en construcción. Iñigo no sólo capta la superficie de la paradoja, sino que nos invita a reflexionar sobre los cambios subyacentes, las oportunidades y los riesgos que esta compleja transformación conlleva. Se trata de una selección de imágenes documentales que sirven de testigo del desarrollo de un pueblo en transición, estancado entre el fracaso y el progreso, suspenso en un estado de devenir constante. Estamos, en definitiva, ante un recordatorio de que, en medio de la especulación y la ambición, emergen historias y paisajes en transformación que requieren ser observados.