Rubén Grilo (Lugo, 1981) utiliza diferentes medios, tales como escultura, el sonido o la imagen en movimiento, para explorar cuestiones relativas a la subjetividad y su compleja relación con la tecnología. Sus piezas a menudo hacen referencia a los umbrales de la percepción y de la atención, a la escala corporal humana, a la mecánica de los afectos y a narrativas que refuerzan culturalmente el mito del sujeto, tales como la creatividad, la personalidad o el estilo. Aunque el trabajo de Grilo evita deliberadamente la interpretación, muchas de sus piezas están formuladas con una fuerte lógica interna y contienen elementos que aparecen de forma recurrente, formando linajes o familias de trabajos que evolucionan con los años, como es el caso de su investigación sobre el chocolate, sus animaciones con láser o la serie de piezas hechas con tela vaquera.
Dan Walwin (Frome, Reino Unido, 1986) crea instalaciones escultóricas y audiovisuales que parten del discurso sobre la infraestructura y la arquitectura de la experiencia. Sus instalaciones transforman lugares en paisajes sensoriales, íntimos y orquestados. Su obra hace referencia a la cultura pop, la investigación científica y la ficción especulativa. Dan Walwin estudió Artes Libres en el Goldsmiths College de Londres y residió en la Rijksakademie (Ámsterdam) y Triangle France (Marsella).
Pure Blush
[00:11:00]Dirección: Rubén Grilo - Dan Walwin
Producción: Rubén Grilo & Fundación María José Jove, Galicia 2023.
Lenguajes: sin diálogo
Formato original: 4K
Pure Blush, pieza de vídeo que surge de la colaboración entre Rubén Grilo y Dan Walwin, muestra el día a día de un rebaño de vacas en la granja de la familia de Grilo, ubicada en el interior de la montaña lucense de Galicia. Una cámara modificada para capturar exclusivamente luz ambiental ultravioleta, revela una realidad que de otro modo sería imperceptile al ojo humano. El resultado es una imagen de un distintivo color púrpura que evoca irremediablemente a Lila, la famosa vaca de Milka. El imaginario aséptico de la marca de chocolate sucumbe así al detalle de lo que aparece frente a la cámara, en un ejercicio radical de materialización. Lila aparece por primera vez en 1973, el mismo año en que varios miembros de la familia emigraron a Suiza, obligando a deshacerse temporalmente de la ganadería. Este hecho señala el cambio de un modelo de subsistencia a otro más industrial, tal y como refrenda la introducción posterior de razas productivas como la Simmental, la misma en la que se inspira la mascota de Milka, y que todavía está presente en la explotación. A pesar de esto, la pieza no es un dispositivo identitario ni un acercamiento nostálgico a la historia familiar, sino una operación de extrañamiento a través de la cámara guiada por Walwin. Una defensa de la alienación de lo próximo como una forma de mirar el mundo.
