No hay playlist,
no hay chill

Exposición activa 
Del 23 de abril al 13 de junio de 2024. 
De 1100H A 14:00H y de 17:00H a 19:00H de lunes a viernes. 

Comisariada por Abel Hernández Pozuelo

Artistas:
Susana Jiménez Carmona
Alberto Bernal
Bernat Pont Anglada
A. Crespo Barba
Agnès Pe
Marcos Carvajal

No hay una única manera de escuchar, ni un modo más apropiado, virtuoso, bueno, mejor que el resto. Y mucho menos podríamos imponerlo desde i23, lo sabemos; como que cada situación genera para cada cual una posibilidad de escucha más óptima. Pero sí podemos proponer a ustedes un determinado juego de escucha.

Esta muestra de obras sonoras pretende ser una invitación a interrumpir por un rato la omnipresente escucha indirecta, involuntaria, pasiva, incidental, de lo que nos rodea. Incluido el torrente de músicas que en la ciudad brota por doquier.

Más concretamente, querría servir como una pequeña contestación a esa manera en que a menudo aceptamos la ilusión de control y la elección dopamínica de bandas sonoras para cada momento de nuestras vidas individuales que facilitan las playlist de reproducción musical en streaming.

A cambio, aquí programamos una escucha que permita esquivar tanto la negociación con otras actividades como el aislacionismo individualista.

Como cualquier juego, esto comienza por acotar unos límites, un terreno del juego, unos tiempos del juego, unas acciones admitidas o no. El que hemos diseñado para ustedes consiste en entrar en un lapsus sonoro gracias a la mediación de una serie de obras diversas cuyo vínculo principal entre sí es que todas parten de una indagación con las posibilidades de la escucha.

Nuestro tiempo de emisión tiene vocación de ser no lugar y de escurrirse lo más posible de las categorías espaciales y visuales. Para ello:

El acceso a la información y contexto de cada obra se facilita en lugares separados del ámbito en que suenan, como la misma sala donde ustedes leen esto (ésta sí, espacio para lo visual) o Internet.

Haciendo que la escucha sólo sea posible en determinadas sesiones con horarios marcados buscamos que el tiempo expositivo sea un poco performance por sí mismo y, a la vez, como en una partitura musical, pautar en qué momentos las obras (los eventos sonoros) sonarán o estarán en silencio.

De modo diferente a esas exposiciones de arte sonoro en que cada cual elige a la carta qué obra se aísla a escuchar (a veces con auriculares que individualizan más si cabe la audición), aquí las distintas obras suenan de forma separada pero consecutiva; es decir, de manera que su escucha no puede simultanearse.

Las piezas individuales componen un continuo que va cambiando su orden en cada sesión y se emite (con su correspondiente separación mediante silencios entre las distintas piezas) a través del mismo sistema sonoro. Con ello se propone, también, la posibilidad de escuchar colectivamente.

Aunque no se solapan y se respeta la singularidad de la espacialización sonora de cada una, estamos convencidos de que al convivir en el mismo tiempo, las obras reunidas generan roces no calculables de antemano. El continuo produce diálogos, coherencias y discrepancias a partir de las relaciones inevitables y nuevas que se establecen entre unas y otras en su concatenación.

Con esto de que cada pieza tenga su momento y ustedes deban esperar al que corresponda en el programa general para escucharla pensamos, asimismo, en una cierta ceremonia, en una temporalidad delimitada para prestar una clase de atención especial a lo que se oye.

Como decíamos, pese a las conexiones que indudablemente ustedes pueden establecer entre ellas, las siete magníficas obras que tenemos el honor de presentar aquí resultan variopintas y su confluencia en un conjunto desborda un poco las (por otro lado, resbaladizas) categorías de arte sonoro y música, las fronteras entre sonido encontrado y/o documental, concreto, de campo, o creado desde cero, e, incluso, entre lo que es música "popular" y "experimental".

Las siete tienen en común que permiten conectar esa crítica general que pretende ser la exposición hacia los sistemas del streaming (con sus playlist y algorítmica cuantitativa y su potenciación de la no escucha o escucha secundaria y en scroll) con otra hacia la proliferación de estéticas sonoras y musicales atmosféricas y chill, que llevan al ensimismamiento auditivo sin rozadura.

Y es que todas estas obras, de una u otra manera, procuran generar interferencias en el continuo sonoro del exterior y, a la vez, llamar la atención hacia lo de fuera de uno, ya sea desde la creación de nuevos mundos sónicos, o desde la aumentación de lo audible en lo cotidiano y real, de sus ruidos ajenos a lo espectacular. Por ello, si todo va bien, esta muestra debería funcionar como fricción, y ser una propuesta anti-chill.

Les proponemos que, durante un rato, apaguen ustedes su sistema, cancelen su subscripción y se abandonen y se dejen perturbar por estos sonidos.

Abel Hernández Pozuelo

Artistas que participan