Juana Donado

Juana Donado, como la mayor parte de la gente vinculada al arte, siempre ha padecido esa propensión hacia lo imaginativo y lo estético, pero no fue hasta que estudió Bellas Artes en la Escuela Universitaria de Artes TAI, que lo desarrolló. Allí experimentó con el vídeo y otros formatos, de donde pudo destilar recursos que a día de hoy mantiene en su lore. Tras el tercer año de carrera tuvo la oportunidad de participar en la Documenta 15 de Kassel junto a un colectivo conformado por otras compañeras de la escuela, proyecto que fue muy importante para su concepción de La obra. En su TFG realizó un mediometraje en el que ya dejaba bastante claras las claves de su estética a pesar de que actualmente el vídeo no es su medio de confort y se ha decantado más por prácticas más clásicas y plásticas. En la pintura, que potenció técnicamente una vez acabó la carrera, se predica esa carne y ese duelo de materias y cuerpos, cualidad que mantiene viva gracias a su trabajo paralelo de modelado con barro y su, aunque menos voluminoso, trabajo de cerámica. Su práctica se guía por la intuición, lo acumulado y después rebañado de las cisuras cerebrales y de una especie de sentido (estético) común de cómo funciona el mundo. En sus obras narra historias en las que somete el cuerpo de los personajes a las consecuencias de su naturaleza. Iguala las carnes y sus valores y las dignifica ubicándolas tanto en un altar como en el sustrato. Su imaginario engarza mitología, género, amor, crudeza y elementos arqueológicos. A día de hoy Juana está terminando un grado superior de Escultura dirigida al Espectáculo en la Escuela de artes La Palma a la vez que realiza su producción.

Esfinge en concilio

El cabritillo